Una de las publicaciones de divulgación científica más importantes del mundo, la revista New Scientist,
dedica una reciente edición al poder de la autosanación. Como bien dice
la editora Jo Marchant, ya no se necesita ser hippie para creer en el
poder de la mente, ahora la ciencia, apoyada en investigaciones
rigurosas, puede constatar que la mente es clave en la salud y que
probablemente sea el "ingrediente activo" más importante de toda la
medicina.
Diferentes estudios en torno al placebo,
la hipnosis, la meditación, el pensamiento positivo, la confianza y la
intención (entre otros que analizaremos más adelante), muestran que la
mentalización ejerce una influencia significativa en determinar el
estado de salud de una persona. Esto funciona en ambas direcciones:
personas que muestran un alto grado de fe, confianza en sí mismas (o en
los placebos), que meditan, visualizan o hacen algún tipo de proyección
mental, responden reiteradamente mejor a los tratamientos, se enferman
menos y tienen un mayor calidad de vida. Personas sometidas al estrés,
que exhiben poca confianza —interés e intención—, que pueden ser
calificadas como pesimistas y que en suma no utilizan su mente como
herramienta para transformar su cuerpo, por el contrario, tienden a
enfermarse más y a responder con menor efectividad a todo tipo de
tratamientos.
Tal vez podría parecer una
simplificación de la vida y de situaciones tan complejas como pueden ser
algunas enfermedades, pero de manera profunda nuestros estados mentales
se convierten en nuestro estados físicos y, de alguna forma que se nos
escapa en la cotidianidad, la mayoría de nuestras enfermedades son el
resultado de procesos psíquicos. Aunque la ciencia occidental
contemporánea no ha formulado aún una concepción totalmente integral de
la salud, en la que ninguna enfermedad esté desligada de un proceso de
mente-cuerpo, es probable que avance hacia allá, curiosamente una
evolución que es un regreso a las premisas de la medicina y de la
filosofía de culturas tradicionales (generalmente consideradas como
primitivas por la ciencia moderna): un entendimiento holístico de la
naturaleza.
En este sentido, además de explorar
diversas técnicas de mentalización para sanar, habría que reflexionar
sobre aquellos pensamientos y patrones mentales que nos han llevado a
enfermar, muchos de ellos se ocultarán en nuestro inconsciente y
querremos evitar enfrentarlos, pero en el proceso de detectarlos y
observarlos estaremos iniciando un viaje vital de autoconocimiento en el
que cada uno de nosotros puede convertirse en su propio chamán
—verdaderamente en el único médico que puede hacer sanar desde la raíz.
Hasta que no hagamos consciente nuestro inconsciente, como enfatizó Carl
Jung, estaremos predispuestos ante serie de contingencias que
permanentemente amenazan con tomar control de nuestro cuerpo y de la
dirección que lleva nuestra vida. (Hacer consciente lo inconsciente
también permite que se conozca cómo funciona la mente —al ver las causas
y los efectos de manera transparente— y de esta forma evita que
tengamos que ser hipócritas o impostores pensando positivo buscando una
especie de efecto mágico desconocido y llenando el mundo de sonrisas
falsas programadas).
Cada pensamiento, cada actividad mental
que realizas, es una semilla de lo que serás. No es necesario invocar a
la magia para entender esto, sino a la más pura causalidad, a una
minuciosa concatenación de eventos y situaciones mentales que van, de la
misma forma que el ejercicio físico, moldeando nuestra anatomía
psíquica, la cual ejerce potestad sobre nuestro cuerpo. Como suele
decirse en el yoga: "el cuerpo no es sólido, solo la mente". En la
medida en la que seamos capaces, a través de la disciplina, de generar
estados mentales suficientemente flexibles, podremos seguramente superar
los escollos del cuerpo y de ese supuesto determinismo inexorable que
presenta la genética.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario